En el ColorLife Trends de Comex, un edificio en proceso de recuperación se convirtió en el lienzo para el manifiesto cromático que convirtió al color en protagonista absoluto.
A partir de la dualidad entre los tonos Xoconostle y Cielito Lindo, arquitectura, diseño y arte se entrelazan en un recorrido donde el color dejó de ser fondo para convertirse en emoción, narrativa y atmósfera.
La arquitecta Aisha Ballesteros, socia del despacho JSa, expuso que el proyecto “fue un ejercicio de profundidad; dejó de ser un solo espacio para convertirse en varios”.

Esta en cambio habla de la posibilidad de entender la tipología del edificio, de cómo sería un recorrido a través de él. Deja de ser solo decoración para convertirse en arquitectura”, añadió Aisha.
El edificio preexistente presentaba una oportunidad única, la sucesión de habitaciones, de planos y, sobre todo, de integración de dos colores en la misma secuencia, “lo que provocó un dinamismo único en la visualización del espacio como contenedor y como un lienzo libre para recibir las piezas de diseñador seleccionadas.
En cuanto a la intención de la propuesta, además de las piezas icónicas y el impacto del color, la arquitecta demostró que “el interiorismo puede no ser delicado, puede ser artístico, pero sobre todo puede ser contundente e integrarse a la arquitectura que lo contiene”.
El proyecto encontró su fuerza en la colaboración interdisciplinaria. Juan José Nemer y Mauricio Álvarez, fundadores de AD HOC, compartieron que “el reto principal estuvo en traducir una paleta de color en una experiencia espacial, en un gesto que fuera más allá de lo decorativo y que se convirtiera en atmósfera.
Lo desafiante fue encontrar un balance entre lo experimental y lo funcional, entre la libertad artística y la precisión arquitectónica”.

Desde su perspectiva, el diseño buscó provocar sensaciones más que proponer una estética definida. “Queríamos hablar del color como un lenguaje emocional capaz de transformar la percepción del espacio y del tiempo.
La instalación buscó un diálogo entre opuestos: luz y sombra, vacío y materia, calma y energía. Más que una composición estética, lo que quisimos fue invitar a habitar el color”, expresaron los diseñadores.
Cada decisión se convirtió en un punto de encuentro entre arquitectura, diseño y color. Los elementos elegidos —desde los volúmenes escultóricos hasta la selección de texturas— simbolizan esa búsqueda de integración. Esto fue posible gracias a las piezas que brindaron Lordag & Sondag, Nuumbra, Luisa Restrepo, ERM Studio, Ernesto Azcarate y, por supuesto, AD HOC. “
No se trató de elementos aislados, sino de un sistema vivo donde todo dialoga”, agregó Juan José, quien también subrayó la importancia de la materialidad
“Partimos de materiales honestos y sencillos, pero los llevamos a un terreno poco convencional. Buscamos que cada superficie y cada objeto tuvieran una fuerza propia, casi como si fueran esculturas habitables”, siempre con la premisa de resaltar la potencia del color”.

La dualidad cromática se convirtió en el eje conceptual del proyecto. “Dos colores radicalmente diferentes —los colores del año por ColorLife Trends 2026 de Comex— que se acompañan para generar un espacio acogedor, sofisticado, atemporal y vanguardista”, expresó Ballesteros.
En sintonía, Mauricio agregó que “la fuerza de esta paleta está en el contraste. Xoconostle nos habla de vitalidad, de energía contenida, de un pulso que vibra. Cielito Lindo, en cambio, trae calma, ligereza y un respiro”.
Finalmente, al ponerlos en tensión dentro del mismo espacio, “logramos que la dualidad se volviera protagonista: lo efervescente y lo sereno conviviendo, como en la vida misma”, agregó Juan José.


Con esta colaboración, Comex reafirma su liderazgo como catalizador de tendencias y su compromiso con la creatividad en México. ColorLife Trends 2026 de Comex no es solo una paleta de colores: sino una invitación a imaginar, experimentar y transformar los espacios a través de la emoción del color.