En el punto más alto del valle de Saliencia, en Somiedo, Asturias, se encuentra el alto de la Farrapona. Desde ahí, es posible contemplar uno de los paisajes geológicos más significativos de la Cordillera Cantábrica. A través del Plan de Sostenibilidad Turística, el Ayuntamiento de Somiedo lanzó un concurso de ideas. Su objetivo era construir un mirador geológico cerca de La Farrapona.

Nombre de Proyecto
Mirador Geológico
Oficina
Puerto & Sánchez Arquitectos
Ciudad
Asturias
País
España
Año
2024
Superficie
89,48 m2
Tipologías
Mirador, Pabellón
Material
Acero

No se buscaba una estructura con un carácter meramente utilitario. En cambio, debía ser algo más: una pieza inspiradora que despertara la curiosidad de los visitantes.

Por ello, debía provocar el deseo de conocerlo al primer vistazo, estableciendo un fuerte vínculo emocional con el lugar. Tras varias propuestas, surgió una solución convincente.

Un gesto expresivo, que evocaba el trazo de un lazo, terminó resolviendo tanto la geometría como la función del mirador. Así nació la propuesta final.

Este trazado permite el acceso directo desde el camino. Además, ofrece una experiencia inmersiva de 360°, donde puede observarse todo el valle de Saliencia y sus formaciones geológicas. Después del recorrido, el visitante retorna con naturalidad al camino, completando una secuencia fluida y contemplativa. El diseño favorece la conexión visual y emocional con el paisaje.

Desde el inicio, el material elegido fue el acero corten. Este acero se autoprotege al oxidarse, lo que evita mantenimientos costosos y garantiza gran durabilidad.

Además, resiste las inclemencias climáticas del lugar. Durante el invierno, las temperaturas pueden descender a -20 °C y la nieve puede superar el metro de espesor.

Curiosamente, cerca del sitio se hallan los restos de la mina de hierro Santa Rita, activa entre 1805 y 1978. Por ello, la elección del acero también rinde homenaje al pasado industrial del lugar.

La accesibilidad fue otro punto clave del proyecto. Gracias al diseño, personas con movilidad reducida pueden experimentar la sensación de vacío en medio del valle. Así, se democratiza el acceso a un entorno natural que normalmente impone limitaciones físicas. La forma de apoyar la estructura en el terreno generó cierta preocupación inicial.

Sin embargo, el equipo buscó minimizar el impacto ambiental desde el principio. Por eso, optaron por una estructura de pirámide invertida con cuatro pilares delgados. Estos pilares sostienen el tramo elíptico del mirador y solo se apoyan en un único punto del terreno. Además, se incorporaron pequeños muros de contención para soportar los tramos rectos. Un pilar central en el cruce de la estructura asegura la estabilidad del conjunto. De este modo, se logra un impacto mínimo sobre el paisaje natural.

El equipo también priorizó una excelente calidad constructiva. Por ello, salvo la cimentación y los muros de contención, fabricaron el resto en un taller metálico especializado. Una vez terminadas las piezas, las transportaron al sitio del mirador. Allí, un camión grúa de gran capacidad ensambló la estructura en pocas horas.

Gracias a esta planificación, lograron una ejecución precisa y eficiente, reduciendo al máximo el tiempo de intervención en el entorno natural.

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